Pequeño Robot es una aventura fotográfica. Alejandro Arango comenzó en el 2007 un plan: un proyecto que contaría historias; las felices, las que merecen álbumes, las de llantos, las de miradas cruzadas. Al principio, como todo, empezó solo. Había muchos caminos que construir. Luego encontró aliados. Otros fotógrafos que, como a él, los inspiraban las escenas difíciles, los momentos trascendentales, los detrás de cámaras, lo que usualmente las personas no ven.
Pequeño Robot es más que cámaras y lentes. Detrás de las herramientas que componen el equipo hay un corazón y una mirada con intención. La cámara se convirtió en algo más que el objeto que tienen en las manos los fotógrafos. Al que se le acuña el resultado de la imagen. Es, más bien, el instrumento para detectar todos los detalles, las acciones que antes de pasar por el lente pasan por el corazón. Por eso el nombre, porque Pequeño Robot logra el equilibrio perfecto: calidad en la imagen y reflexión antes de captarla.
Los lentes de Pequeño Robot captan imágenes de un edificio, de un producto, de cualquier momento que necesite ser registrado por el mejor equipo profesional y técnico.
Como fotógrafos tenemos la tarea de documentar con imágenes los espacios concebidos por grandes artistas. Esto de por sí, una tarea titánica. Intentar comprender las ideas y tratar de mirar a través de los ojos de quienes edifican nuestras ciudades es un ejercicio que al enfrentarlo día tras día, sólo evidencia la complejidad del pensamiento de los arquitectos y urbanistas. Ser testigo al fotografiar la transformación de la trama urbana y social de los espacios es y será un proceso de toda la vida. Esta secuencia de imágenes representa el trabajo de más de 5 años recorriendo el país detrás de grandes y pequeñas obras de infraestructura pública y privada.
Cristian Hurtado es Comunicador Audiovisual y Multimedial de la Universidad de Antioquia. Es un apasionado por la fotografía, encuentra en ella la mejor manera de expresar las imágenes que lo construyen a él mismo. Cada ser tiene una manera propia de observar y esa es la búsqueda que Cristian mantiene como fotógrafo, su propia mirada. Prefiere el género documental, combina la fotografía con el cine como artes inseparables. Fue el director del documental “El síndrome del vinagre”. Los momentos perduran en las imágenes que tenemos de ellos y que constantemente debemos recurrir a nuestras fotografías para recordar, pues de recuerdos está compuesta la vida misma, Cristian Hurtado es un recolector de recuerdos.
En todos los equipos hay alguien que inventa cosas, que mejora lo que existe, que repara lo que está dañado, en Pequeño Robot es Mauricio Velásquez. Conoció la fotografía cuando tenía 14 años. Se internaba en el cuarto oscuro de su tío Pablo para conocer un nuevo universo. Ahora con cámaras digitales sigue el mismo principio que lo llevó a ser fotógrafo: pintar con la luz.
Mauricio encontró en la fotografía una experiencia donde innovar y experimentar eran las mejores maneras para obtener increíbles resultados. Siempre captura el momento preciso, el que nunca se volverá a repetir. Sus imágenes son el reflejo de la creatividad, de las emociones que rebosan realidad.
Hay personas que invierten en grandes equipos. Hay personas que sobreponen la tecnología por encima de la calidad. Pero, hay otras, otras personas que se aferran a un sentimiento, a un compromiso. Carlos Córdoba es un fotógrafo que parece nacido en otra época: un cuarto oscuro en su casa, mil negativos en un álbum y una colección de cámaras analógicas; hacen de este fotógrafo documental alguien que en cada fotografía supera la realidad. Carlos, a pesar de confiar en las técnicas del pasado en las imágenes, también controla la tecnología moderna. Llega temprano, sabe siempre la medida del tiempo, sabe por dónde sale el sol (como todo buen fotógrafo), en medio de su silencio logra ganarse la confianza de quien más tarde será el protagonista de sus fotografías.